Jacinto Convit
Investigador
Desde
su incorporación al leprocomio de Cabo Blanco, lugar donde aislaban a los
afectados por la lepra, trabaja con tesón en la evaluación de la eficacia
terapéutica de la sulfona y sus derivados, En relación a la terapéutica de la
Lepra, desarrolla una actividad evidente junto con un grupo de estudiantes de
medicina y algunos profesionales: un clínico y un farmacéutico, ambos de origen
polaco. Más adelante, junto a investigadores internacionales, sientan las bases
para la posterior poliquimioterapia aplicada por la OMS como tratamiento
convencional para la lepra.
Para
el diagnóstico de la Lepra, sus investigaciones condujeron al desarrollo de un
test de 48 horas de tipo tuberculínico, utilizando este mecanismo para
determinar los aspectos de inmuno-epidemiología de la enfermedad, lo cual
permitió detectar la población susceptible en los focos domiciliares de lepra o
en las áreas endémicas.
Colaboró
en numerosos trabajos que enfocan los aspectos bioquímicos y microbiológicos de
la lepra y en este último campo, presenta un método original de diferenciación
entre el M. leprae y las otras micobacterias.
Dio
con importantes hallazgos, tanto en el país en su conjunto como en focos
hiperendémicos, como el de la Colonia Tovar, lo cual formó una parte destacada
en su carrera en salud pública.
Entre
sus logros se destacan el desarrollo práctico de la vacuna para Inmunoterapia e
Inmunoprofilaxis de la Lepra, vale decir, para la cura de los afectados,
potenciando su sistema inmunitario y para el control de la proliferación de la
enfermedad.
Posteriormente,
realiza desarrollos es la misma línea, con el abordaje de la Leishmaniasis.
Sus
esfuerzos, en el caso de las enfermedades infecciosas y parasitarias, ha
contribuido a importantes avances: en Leishmaniasis, Lepra, Oncocercosis, y
algunas Micosis.
En
el caso de la Leishmaniasis Cutánea Americana, demuestra que en el polo maligno
de la enfermedad, la Leishmaniasis Cutánea Difusa, actúa un defecto
inmunológico del huésped, más que las presumidas adaptaciones, variaciones o
mutaciones de dicho parásito, sin negar la existencia de cepas, y otros
aspectos inherentes al parásito. El desarrollo del concepto de defecto
inmunológico para la Leishmaniasis Cutánea Americana por parte del huésped,
sugiere caminos para la búsqueda de procedimientos preventivos contra la
enfermedad y abre ventanas de comprensión en la práctica docente sobre las
enfermedades parasitarias. El Dr. Convit Insiste en la valoración del contexto
del paciente afectado, señalando en organismos internacionales, que, más que
enfermedades olvidadas, se trata de enfermedades de pueblos olvidados, con un
complejo componentes de variables que hay que atender. Apunta así, a una
perspectiva sistémica del eje salud-enfermedad.
Adicionalmente,
investiga la importancia de la Inmunofluorescencia como test diagnóstico en el
estudio inmunoepidemiológico y determina un nuevo organelo en el parásito
leishmánico por microscopía electrónica.
Resulta
muy significativo y aleccionador el hecho de que en todo su desarrollo como
científico, ha trabajado en base a un equipo de investigadores, muchas veces
con grupos multidisciplinarios.
Además
de sus investigaciones en enfermedades infecciosas y parasitarias, Convit ha
venido desarrollando en los últimos años, investigaciones en el establecimiento
de procedimientos de inmunoterapia en la patología del Cáncer, de los cuales ha
señalado que existen resultados alentadores que esperan por su publicación.
Docente y Gerente
Inicia
su carrera docente colaborando, en 1940, con la Cátedra de Medicina Tropical de
la Universidad Central de Venezuela, enseñando a los estudiantes de Medicina
los aspectos clínicos y de diagnóstico de la lepra, en la Leprosería de Cabo
Blanco, lugar que dirigió entre 1941 y 1944 y en donde venía siendo médico residente,
desde su titulación, en 1938.
En
1944, concursa y logra el cargo de Médico Dermatólogo, en el Hospital Vargas de
Caracas. Viaja a formarse en algunas especializaciones en los Estado Unidos, en
plena Guerra Mundial, en 1944. A su regreso al país, a fines de 1945, luego de
este episodio de la historia, tras realizar estudios sobre Piel y Cáncer en la
Universidad de Columbia y de Bioepidemiología y Estadística en la Universidad
de New Orleans, así como realizar observaciones en los servicios antileprosos
de Brasil, como parte de esos estudios, es nombrado Director de las Leproserías
Nacionales y al año siguiente, cuando ya asomaba la posibilidad de la
asistencia ambulatoria, le encargan los Servicios Antileprosos Nacionales,
simultáneamente es nombrado Jefe del Departamento de Dermatología Sanitaria del
Ministerio de Sanidad, Ministerio que apenas tenía 10 años de creado.
Ingresa
en la Cátedra de Dermatología del Hospital Vargas, donde la UCV desarrollaba la
formación médica en estos aspectos, siendo nombrado Instructor y Director del
Laboratorio de dicha Cátedra, cargo que desempeña hasta 1950, fecha en que es
nombrado Jefe de Clínica Dermatológica. El Profesor Martín Vegas, quien sembró
en él inquietudes de dedicación a la atención del paciente leproso, en su
tiempo de estudiante, es el Jefe de la Cátedra en esa oportunidad. Progresa diligentemente
en el escalafón universitario: en 1958, es Profesor Titular.
Para
esa fecha, permanece en el Hospital Vargas, al frente de la Jefatura de
Servicio. Ya como Profesor Asociado, venía encargándose de coordinar las
actividades dermatológicas asistenciales, docentes y de investigación de la
UCV.
La
Cátedra de Clínica Dermatológica que funcionaba en el Hospital Vargas fue
trasladada al Hospital Clínico, tras el estreno del campus universitario, mas
con el grupo dermatológico del Hospital, hace presión junto a otro grupo de
profesores y logra calar la idea de la existencia de dos Escuelas de Medicina
de la UCV. Este equipo se propone estructurar un Servicio de Dermatología con
una actividad manifiesta en el campo asistencial, docente y de investigación
científica.
La
estructuración de un Servicio de Dermatología dinámico y con una orientación
fuerte a la investigación, fue logrado en un período de varios años, para lo
cual se reestructuraron los laboratorios de Microbiología y Micología, y se
crearon tres nuevos laboratorios: Bioquímica, Microbiología e Histo y
Citoquímica. En 1965, el Consejo Universitario de la Universidad Central de
Venezuela, designa al Servicio de Dermatología como Centro de Investigaciones
Dermatológicas y en 1967, es creada la Cátedra de Clínica Dermatológica en la
Escuela de Medicina José María Vargas.
En
1964, se inicia el primer Curso de Post-grado en Clínica Dermatológica y en
1965 el Curso de Post-grado en Microbiología Médica, a nivel de la Facultad de
Ciencias, el cual posteriormente se traslada a la Facultad de Medicina. En el
año 1976, se creó el Curso de Post-grado de Dermopatología y en el 2000, la
Maestría en Epidemiología de Enfermedades Endémicas. Convit tiene participación
en esos desarrollos, lo que da lugar, en 1972, desde el empuje que brinda la
Universidad, a la creación del Instituto Nacional de Dermatología por parte del
Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, en acuerdo con la UCV. Allí se
reúnen, bajo el mismo techo, el Departamento de Dermatología Sanitaria del
Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, la Cátedra de Clínica Dermatológica
y el Servicio de Dermatología del Hospital Vargas, este último en sus
actividades de Consulta Externa y de Laboratorio, (involucrando así también, de
esta manera, a la Junta de Beneficencia Pública del Distrito Federal).
Este
centro es designado en 1973, como Centro Panamericano para Investigación y
Adiestramiento en Lepra y Enfermedades Tropicales por el MSAS y la OMS/OPS, que
dirige el Dr. Convit.
Desde
su visión, el Instituto es organizado como un centro de investigación
científica multidisciplinario, dedicado fundamentalmente al estudio de las
enfermedades tropicales.
Para
1976, el Instituto Nacional de Dermatología integra una intensa actividad de
investigación (27 Secciones), Docencia a nivel de Pre-grado y Post-grado, Curso
Medio de Salud Pública (mención Dermatología Sanitaria), cooperación en otros
cursos con la Escuela de Salud Pública y una serie de actividades
internacionales que abarcan programas de formación de personal en el área de
Administración de Programas de Lepra, formación de Laboratorio, Rehabilitación,
actividades de campo y entrenamiento entomológico.
Al
ampliar sus áreas de interés, se extienden los campos de investigación,
especialmente en las áreas de Genética, Microscopía Electrónica, Bioquímica,
Inmunología Parasitaria. Esto da lugar, en 1984, a lograr el status de
Instituto de Biomedicina. Todo este desarrollo va comandado y tutelado por el
empeño del Dr. Jacinto Convit.
En el Campo de la salud pública
Tras
sus frecuentes visitas en los últimos años de su formación como médico, a Cabo
Blanco, en 1938, ingresa como Residente de esta Leprosería. En esta institución
hasta el año 1942, .estudia los aspectos clínicos y de laboratorio de la lepra,
bajo la dirección del Profesor Carlos Gil Yépez, - dos años mayor que él- para
ese entonces Director de la institución.
El
Dr. Convit, además de los trabajos realizados en la Leprosería de Cabo Blanco
en el estudio de los aspectos clínicos de la Lepra, organiza el Dispensario
Central para su atención, en Caracas, donde acuden todos los enfermos dados de
alta del leprocomio, así como los casos diagnosticados por los Servicios de
Dermatología de la ciudad.
Entre
las actividades del Sanatorio de Cabo Blanco, las del Dispensario Central y la
asistencia al Servicio de Dermatología de la Casa Nacional de Beneficencia y
del Hospital Vargas -bajo la dirección del Profesor Martín Vegas-, continúa su
actividad profesional hasta mediados de 1944. También se desarrolla, ad
honorem, como médico de la Cruz Roja, seccional La Guaira, en el entonces
departamento Vargas, localidad en donde se encontraba el leprocomio.
A
fines de 1945, luego de especializarse en los EEUU; que implicó que conociese
los servicios antileprosos de Brasil, es nombrado Médico Director de las
Leproserías Nacionales y posteriormente Médico Jefe de los Servicios
Antileprosos Nacionales.
En
1947, después de presentar el desarrollo que logra en esta instancia, lleva a
considerar su plan de lucha antileprosa nacional, ante la Comisión
Médico-Asistencial del antiguo Ministerio de Sanidad y Asistencia Social y es
nombrado Médico Jefe de la División de Lepra, instancia cuyo status cambia a
Departamento de Dermatología Sanitaria y se transformaría luego en el Instituto
Nacional de Dermatología, Instituto de Biomedicina y finalmente, en el Servicio
Autónomo Instituto de Biomedicina, compartiendo alianzas con la UCV.
Jacinto
Convit organiza la lucha antileprosa nacional con la formación del personal y
estructuración de los Servicios de Dermatología Sanitaria estadales. Fue de
esta forma como se logra conocer la magnitud del problema de lepra en el país
después de examinar a millones de habitantes, de poner bajo control unos 30.000
contactos y de descubrir unos 17.000 enfermos, procediéndose a su tratamiento y
control ambulatorio, cambiando la orientación de la lucha antileprosa de manera
total, sustituyendo el aislamiento compulsorio del enfermo por su tratamiento
ambulatorio así como el control y protección de sus contactos. Esta
modificación radical de orientación en la lucha antileprosa, atrajo los ojos
del mundo e hizo de Venezuela un centro de entrenamiento internacional para
administradores de programas de control de lepra.
En
la antigua División de Dermatología Sanitaria, se estructuraron los primeros
laboratorios de investigación en el campo de la Microbiología e Inmunología de
la Lepra.
Teniendo
en cuenta la relativa protección contra la lepra que confiere la vacuna BCG, la
organización creada toma bajo su responsabilidad la casi totalidad del programa
de vacunación BCG en el país y es de esa manera como se vacuna en un período de
varios años a cerca de 8.000.000 de personas como actividad preventiva
antileprosa y antituberculosa.
A
manera de ejemplo del éxito de estas Jornadas, en la pequeña población de
descendencia alemana conocida como la Colonia Tovar, se había desarrollado un
foco importante: de cada 100 personas de la comunidad, 12 estaban enfermas de
lepra. El trabajo basado en los modernos conceptos desarrollados, se aplicó
desde 1945 con toda intensidad en esa área y de 20 a 25 años después se logra
un control completo de la enfermedad con la casi total desaparición de los
casos nuevos, permitiendo transformar a dicha comunidad en un núcleo
floreciente con una intensa actividad de turismo interno.
A
partir de 1960, se despliega una acción profunda para controlar otra
enfermedad, la Oncocercosis, problema de salud pública; ya que es causa
habitual de ceguera en los afectados. Esta enfermedad había sido descubierta
por investigadores venezolanos algo más de diez años antes. Por el trabajo
realizado, empleando una metodología semejante a la del control de lepra, se
logra determinar la extensión del problema en el país, que abarca 9 Estados y
el Territorio Amazonas y se diagnostican 30.000 enfermos que fueron sometidos a
tratamiento y control.
Para
1968 se integra como objetivo del trabajo sanitario las Leishmaniasis, tanto
Cutánea como Visceral, estableciéndose un registro nacional de casos y
realizándose estudios inmunoepidemiológicos que permiten determinar las zonas
endémicas de dichas enfermedades, estableciéndose el tratamiento ambulatorio de
enfermos.
A
partir de 1970, los Servicios de Dermatología Sanitaria comienza el registro de
casos de Micosis, tanto Superficiales como Profundas, así como a la referencia
del material con fines diagnósticos.
En
el período 1974-1975 Convit fue designado Presidente del Instituto Nacional de
Higiene. Es un tiempo de prolífica investigación de la vacuna para la lepra.
Una década despuésl, al Instituto de Biomedicina se le añadió, por la inquietud
de visión sistémica del Dr. Convit, el desarrollo de una Unidad de Educación Para
la Salud, procurando acciones para que las comunidades se percatasen de sus
problemas de salud y lograr sus iniciativas y cooperación en las actividades de
salud pública.
Ya
en la primera década del nuevo milenio, fue creada la Unidad de Documentales
Científicos y Educativos, por el interés del Dr Convit en dar a conocer al
público general, particularmente a los escolares, actividades de investigación
científica y docentes, habiéndose realizado un documental "Ciencia y Arte:
la Cruzada que devolvió los Derechos Humanos al Enfermo de Lepra" que
narra toda la luvha antileprosa en Venezuela y "Los Secretos del
Volcán", como producto de las últimas investigaciones científicas
realizadas en Centro América, iniciadas en Costa Rica, y posteriormente
extendidas a Nicaragua, Honduras y Guatemala, donde se relacionó el estudio de
la influencia de partículas inertes de origen volcánico, con la protección en
algunas enfermedades endémicas como la leishmaniasis y la lepra.
Ámbito
Internacional
Desde
1955 comenzaron a visitar el país leprólogos de diversos lugares del mundo, a
fin de observar la metodología de trabajo implementada por el Dr. Convit y su
aplicación en el campo. Cabe destacar que Convit ya había logrado convencer al
gobierno de la eliminación de los leprocomios, garantizando la cura de los
afectados y la reducción del riesgo de contagio y creado una infraestructura
nacional de atención ambulatoria, curativa y preventiva.
En
1960, la Organización Mundial de la Salud le encarga al Dr. Convit la ejecución
de un programa de evaluación de drogas en el tratamiento de algunas afecciones
parasitarias, dirigiendo el Centro Cooperativo de Evaluación de Drogas para el
Continente Americano. También es nombrado Miembro del Comité de Expertos de la
Organización Mundial de la Salud, contribuyendo a redactar el Informe del
Comité de Expertos 1962-1967 y 1972.
La
integración posterior en los programas de Leishmaniasis, Oncocercosis y Micosis
creó mayor interés de los organismos internacionales por los trabajos que se
desarrollaban en Venezuela.
En
el Congreso Internacional de Lepra en Londres,ese mismo año, es electo
Presidente de la Asociación Internacional de Lepra (ILA) y es reelecto en el
Congreso realizado en Bergen, Noruega, en 1973, lo que le permitió sumar 10
años en el cargo, ocupándose simultáneamente de sus trabajos productivos en el
país.
En
la década del `70, un programa de becarios enviados anualmente por la
Organización Mundial de la Salud/Oficina Panamericana de Salud y agencias
privadas, permitió recibir un promedio anual de 16 becarios provenientes de
diversos países de América, África y Asia.
En
1971, es nombrado por la OMS Director del Centro Cooperativo para Estudio
Histológico y Clasificación de la Lepra y en 1976, fue nombrado Director del
Centro Panamericano de Investigación y Adiestramiento en Lepra y Enfermedades
Tropicales OMS/OPS.
Como
consecuencia de las diversas designaciones, ha tomado parte en la organización
de Congresos y Seminarios Internacionales.
En
el ámbito sudamericano y caribeño, pertenece a 9 sociedades científicas:
Sociedad Brasilera de Dermatología y Sifilografía (1949), Sociedad Cubana de
Dermatología y Sifilografía (1957), Sociedad Mineira de Leprología (1958),
Sociedad Argentina de Leprología, miembro de la Academia de Ciencias de América
Latina y de la Academia de Ciencias de la República Dominicana. Santo Domingo
(1995); miembro honorario en 3 de ellas: Sociedad de Dermatología y
Sifilografía del Uruguay, Montevideo (1958), Sociedad Chilena de Dermatología,
Santiago de Chile (1970) y Academia Chilena de Medicina (1986). Es miembro
fundador del Colegio Ibero-Latino-Americano de Dermatología.
En
otras latitudes, pertenece a 11 Sociedades Científicas: Royal Society of
Tropical Medicine and Hygiene, London (1956), International Association of
Allergology (1956), Societas Internationalis Dermatologiae Tropicae (1960),
American Dermatological Association (1961), Asociación Internacional de Lepra,
Academia Americana de Dermatología, Society for Investigative Dermatology,
siendo miembro honorario en 3 de ellas: Sociedad Dermatológica Israélica,
(1950), The American Society of Tropical Medicine and Hygiene, Sociedad Franco
Venezolana de Ingenieros y Científicos (2008), así como miembro fundador de la
Sociedad Internacional de Dermatología Tropical.. Además se desempeñó como
presidente editor de la publicación: International Journal of Leprosy Corporation
(1969) y del Cuerpo de Editores de la Revista de la Sociedad Internacional de
Dermatología Tropical.
Apreciando
los reconocimientos internacionales, además de la frecuente mención al Premio
Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica (1987) y su
nominación para el Nobel de Medicina, en 1988, existen importantes
reconocimientos, particularmente, de la Organización Mundial de la Salud y su
correspondiente Regional, la Organización Panamericana de la Salud, como el
Premio "Abraham Horwitz para la Salud Interamericana", por su
destacada contribución a la mejora de la Salud en las Américas, el Premio
"Alfred Soper", por su significativa contribución a la literatura
sobre Salud, en América Latina y el Caribe, la Medalla "Salud para Todos
en el Año 2.000", otorgada por la OMS-OPS, en reconocimiento de las
contribuciones destacadas a la satisfacción de las aspiraciones de la humanidad
enunciados en la metas de Salud para Todos. Y no menos importante el Premio
"Héroe de la Salud Pública de las Américas", otorgado por la OPS/ OMS
en el marco de su 100° aniversario, en el año 2002.
Igualmente,
destaca el Reconocimiento "Caring Physicians of the World", World
Medical Association (Médicos del Mundo preocupados por la Salud), conferido por
la Federación Mundial de Médicos. Todo ello con su correspondiente proyección a
través de los medios de comunicación social, lo cual no hace extraño el hecho
de contar en su hoja de honras, además del Premio TWAS Medical Sciences 2006,
otorgado por la Academia de Ciencias para el Mundo en Desarrollo, en Trieste,
Italia, el reconocimiento popular como uno de los cinco científicos más
destacados de Latinoamérica, en sondeo realizado por la agencia noticiosa BBC
Mundo, en el año 2009.
Algunos
Estados le han destacado en forma ilustre: Premio "México de Ciencia y
Tecnología", otorgado por el Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos, en
su primera edición, por su contribución al conocimiento científico universal,
Premio "Laudatio Académica", otorgado por la Academia de Ciencias de
la República Dominicana. (Ceremonia celebrada el 18 de Diciembre de 1995, donde
además, fue declarado "Hijo Meritísimo de la Ciudad de Santo
Domingo"), Medalla "Armand Frappier", otorgada por el Instituto
Armand Frappier, Canadá, 1979. Y desde tiempos remotos, el hermano Brasil supo
ser agradecido reconociéndolo con la Medalha Cultural Gaspar Vianna, instituida
en 1961 para celebrar 50 años del descubrimiento de los antimoniales como cura
de la Leishmaniasis, conferida por el Ministerio de Salud del Brasil, por su
contribución a los estudios sobre los protozoarios causantes de la
Leishmaniasis, Sao Paulo, 1962 y también había sido honrado antes, en 1958 con
la Medalha de Dermeil da Ordem de Damiao, o Apóstolo dos Leprosos, conferida
por la Asociación Brasilera del Amparo de los Leprosos.
En
otro orden, merecen ser destacadas la Soberana Orden de Malta, Grado Cabaliere
di Grazia Magistrale y el grado de "Oficial en la Orden Nacional de la
Legión de Honor" de Francia, otorgada por la Presidencia de la República
Francesa.
Centros
internacionales que capitalizan el espíritu filantrópico como son el Club de
Leones y el Rotary Internacional, le han otorgado importantes distinciones:
Condecoración "Federico Hands", otorgada por el Consejo de
Gobernadores de la Asociación Internacional de Clubes de Leones del Distrito
Múltiple E., en el año 2011 y la Distinción "Donante Mayor"
(distinción máxima) del Rotary Internacional, reconocimiento de la Fundación
Rotaria del Caribe y de Venezuela (Distritos 4370 y 4380), como Servidor
Público, en el año 2010.
También
fue seleccionado para dejar un mensaje a los jóvenes, en el libro del Milenio,
que recoge opiniones y reflexiones de las personalidades eminentes del mundo de
la ciencia, la cultura, el arte, la política y la religión, que han vivido la
transición del siglo XX al siglo XXI, actividad organizada por el grupo de internacionalistas
de Venezuela, de la Asociación Civil INUSEV, la Fundación Salón 101 y la
Embajada de Polonia, en el año 2010.
Humanista
La
vida del Dr. Jacinto Convit, está marcada por maestros a quienes reconoce, en
primera instancia a sus padres, a quienes les brinda permanente gratitud en el
recuerdo, luego su maestro Rómulo Gallegos, más adelante Martín Vegas y Carlos
Gil Yépez, quien probablemente insufla en el esa pasión del humanismo médico.
No se cansa Convit de hacer referencia a su condición de servidor público y a
enfatizar que este es un acto de amor. Gran inquietud le causa la formación de
los estudiantes de medicina en la consideración de estos aspectos.
Otro
aspecto de notable presencia en la vida del Dr. Convit es su visión sistémica:
no es un parásito o una bacteria lo que estudia, es un ser humano con contexto,
a quien trata con todo respeto, con la veneración que pudiera haberlo hecho con
el primero. Insiste en la superación de la pobreza para combatir el círculo de
la enfermedad, buscando crecimiento con desarrollo humano a través de la
educación, que vence la ignorancia y el prejuicio. Concibiendo al desarrollo de
los pueblos desde los puntos de vista intelectual, social y económico como la
base del desarrollo nacional.
En
su humildad, Jacinto Convit da el crédito de la cura de la multitud de personas
enfermas de lepra en la Colonia Tovar, allá, por los años `50, a la disposición
de los pobladores y asoma la idea de que debería pensarse en la idea de pueblos
destacados por sus valores humanos, en este caso la constancia y la esperanza,
como dignos patrimonios de la humanidad.
Llevar
la cultura científica a los escolares, más específicamente la cultura
universitaria, ha sido un deseo vehemente, al igual que contribuir con la
mejora de la calidad de vida de pueblos indígenas, particularmente los Waraos
del Delta del Orinoco, en el cual se vienen desarrollando desde hace más de una
década, en forma activa, algunos proyectos.
Reconocimientos
El
Estado venezolano, en sus más diversas instancias, ha hecho reconocimientos al
Dr. Jacinto Convit. La academia, naturalmente, le ha honrado. Uno de los
primeros reconocimientos fue el Premio "José Gregorio Hernández"
otorgado en 1955, por la Academia Nacional de Medicina, por el trabajo
"Tratamiento de la lepra" premio que repite en 1980, por el trabajo
"Desarrollo de una vacuna contra la lepra". Le siguieron el Premio
Nacional de Investigaciones "José María Vargas", por el trabajo
"Leishmaniasis Tegumentaria Difusa", otorgado por el Ministerio de
Educación, en 1960; el Premio Martín Vegas, otorgado por la Sociedad Venezolana
de Dermatología, Venereología y Leprología, en el mismo año.
Fue
Premio Nacional de Ciencia, otorgado por el Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Tecnológicas (CONICIT), 1980. Premio Luis Daniel Beauperthuy,
otorgado por la Sociedad Venezolana de Microbiología, 1980.
Fue
reconocido como Individuo de Número (Sillón No. XXXI) de la Academia Nacional
de Medicina, en año1980 y se incorpora en 1990. Doctorados Honoris Causa le han
sido conferidos por la Universidad Santa María, 1981; Universidad Experimental
Francisco de Miranda, 1982; Universidad Nacional Abierta, 1982. Universidad de
Los Andes, 1986. Universidad Centro-Occidental "Lisandro Alvarado",
1992., Universidad Bicentenaria de Aragua, 1993; Universidad de Yacambú, 2011,
Universidad Arturo Michelena, 2012, Universidad Nororiental Privada "Gran
Mariscal de Ayacucho", 2012, y Universidad Nacional Experimental del
Táchira, 2013. Recibió la Orden José María Vargas I Clase (Corbata), y la Orden
"27 de Junio", otorgadas por la Universidad Central de Venezuela en
1976; Orden Alejo Zuloaga, I Clase, Universidad de Carabobo, 1992. Más
recientemente recibió la Mención Honorífica del Premio a la Investigación
Científica Básica "Dr. José María Vargas", de la Facultad de
Medicina, UCV, en 2005: el premio "Simón Bolívar", otorgado por la
Universidad Simón Bolívar, Caracas, Diciembre 2007 y el reconocimiento de la
Asociación Para el Progreso de la Investigación Universitaria de la UCV, en el
marco de la entrega del premio "Francisco de Venanzi" en Julio 2011,
de la Asociación Venezolana de Psicología Positiva, del grupo de Actualización
en Terapia Dermatológica, el Colegio Ibero Latinoamericano de Dermatología,
estos últimos en el 2013.
El
sector oficial ha sido también sensible a hacer lo justo: Orden del Libertador
en el grado de Comendador, abril, 1961; Orden Andrés Bello II Clase (Corbata),
conferida por el Presidente de la República de Venezuela, 1966; Orden Andrés
Bello I Grado, Otorgada por la Presidencia de la República, 1976; la Orden
Francisco de Miranda I Clase, 1980.Orden Dr. Enrique Tejera, otorgado por el
Ministerio de S.A.S., 1980; Orden al Mérito en el Trabajo, I. Clase; la Orden
del Libertador, grado de "Gran Cordón", otorgado por el Ministerio de
Relaciones Interiores, Caracas, 1993; el Galardón "Mensajero por la Paz,
otorgado por el Consejo Nacional de la Cultura (CONAC), Caracas, 1999.
Recientemente en el 2013, recibió reconocimientos del Ministerio del Poder
Popular para la Salud, la Asamblea Nacional y la Federación Venezolana de
Maestros.
Caracas,
desde la extinta Gobernación y la administración de Distrito capital han
expresado, a través de sus diferentes mecanismos, tanto del ejecutivo como del
legislativo, honores a Convit, a través del tiempo, siendo emuladas por sus
pares del interior de la República: Vargas, Miranda, Carabobo, Anzoátegui, Lara,
Aragua, Trujillo. Igual lo han hecho algunas Instituciones castrenses y
organismos a los cuales dedico buenos esfuerzos, como la Cruz Roja Venezolana,
también han venido desde la Federación Médica Venezolana Colegios Médicos
locales, así como de la Escuela de Vecinos de La Pastora.
Resulta
obvio que ha sido honrado como padrino de diversas promociones en diversas
universidades, algunas con su nombre, La última de ellas, a la cual asistió en
señal de gratitud con atentas especialistas, fue la XLVII promoción de médicos
especialistas, psicólogos clínicos y IV curso de ampliación "Dr. Jacinto
Convit" Hospital Militar: "Dr. Carlos Arvelo", en Dic. 2011.
Igualmente, a las I Jornadas Científicas "Dr. Jacinto Convit", como
homenaje a su trayectoria científica, organizada por el Instituto de Biomedicina,
en Junio de 2012.
Uno
de esos últimos reconocimientos recibidos hace una buena síntesis de gratitud:
"por ser maestro en el campo de la ciencia, orgullo de la medicina
venezolana, por su hermosa carrera en la investigación científica y en la docencia,
especialmente por haber demostrado su profundo amor hacia el ser humano.
Fuente Informativa: www.jacintoconvit.com